EL ALCÁZAR DE LOS REYES CRISTIANOS
El Alcázar de los Reyes Cristianos, fortaleza y palacio de sólidos muros, encierra en su interior gran parte de la evolución arquitectónica de Córdoba. Restos romanos y visigodos conviven con los de origen árabe en este majestuoso solar, ya que fue lugar predilecto de los distintos gobernantes de la ciudad. Cuando en 1236 Córdoba es conquistada por Fernando III el Santo, el edificio, que formaba parte del antiguo Palacio Califal, estaba totalmente asolado. Alfonso X el Sabio comienza su restauración, completada durante el reinado de Alfonso XI.
A lo largo de la Historia se le ha dado múltiples usos, como Sede del Santo Oficio , o cárcel . El visitante que por primera vez vislumbra esta fortaleza se sorprende ante una construcción casi rectangular con extensos muros de sillares pétreos y cuatro torres que perfilan los ángulos Dentro, las distintas dependencias se articulan en torno a patios con exóticas y bellas flores, hierbas aromáticas y frondosos árboles. Desde sus orígenes, la fortaleza se ha considerado como una conquista a nivel estratégico de los diferentes gobiernos. Así, durante la época del emirato de Abd al-Rahman, la fortaleza alcanzaría una de sus mayores épocas de esplendor gracias a la construcción de adelantos como jardines, caballerizas o canalizaciones que permitían regar los jardines y dar vida a las fuentes.
Este auge se vería más tarde apagado por el brillo de Medina Azahara, trasladando el eje del poder a las afueras de la ciudad. Tras ello, El Alcázar caería prácticamente el olvido y se vería afectado por los saqueos que asolaron la ciudad. Así, Alfonso X el Sabio habilitó el lugar como residencial real, tras ello la fortaleza sería testigo de encuentros y amoríos de la realeza. Entre los muros de esta misma fortaleza.
Una historia que se ensombrecería con la llegada del Tribunal de la Inquisición al Alcázar, llegando a convertirse en escenario de torturas en las sombrías mazmorras del lugar. Las Cortes de Cádiz abolieron el Santo Oficio y desde entonces el lugar se usó como cárcel civil primero, y más tarde militar. En 1955 el uso de la fortaleza comenzaría ser cultural, gracias a la cesión al Ayuntamiento de Córdoba.
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